sábado, 19 de mayo de 2012


En realidad, iba a publicar una nota sobre un tema completamente diferente pero, encontre una revista en lo de mi abuela, y me la puse a leer y me parecio un articulo discutible y que, en mi opinión, me gusto mucho la manera de ver la vida, el cual creo que no muchos lo creen y lo sostienen

La suerte… eso que se construye

A menudo nos preguntamos: ¿Qué es la suerte? ¿Existe el azar?... ¿Existe la buena o mala suerte?
Recordemos que el azar no existe… simplemente es el resultado de causas que sumadas, voluntaria o involuntariamente, consiente o inconscientemente, determinan una situación. Cuando observamos algo cuidadosamente vemos que todo efecto, tiene como preámbulo una o varias causas que le precedieron.
Por lo tanto, lo que llamamos “suerte” no es ni mas ni menos que algo que depende en gran medida de nosotros, de nuestros pensamientos. Vamos a empezar entonces a diferenciar entre esa “suerte” y más aun entonces la “buena suerte”.
Si la primera depende de nosotros y de nuestros pensamientos. La segunda tiene que ver con nuestras acciones frente a esa suerte. Por ejemplo: si ganamos la lotería, es supuestamente “buena suerte”… pero si como supuesto ganador no hacemos buen uso de ese premio, esta tan aparentemente “afortunada circunstancia” podría, sin embargo, arruinarme la vida. Por lo tanto antes de desear adquirir un supuesto ‘poder’ deberíamos adquirir, la suficiente sabiduría como para administrarlo.
La buena suerte es una postura existencial. Es un lenguaje frente a la vida que hay que aprender a desarrollar, una oportunidad que nadie nos puede arrebatar salvo nosotros mismos. Observemos los ejemplos de tantas personas en el mundo, que ante la adversidad han construido su “buena suerte” y han cambiado su destino. Si observamos a muchas grandes personalidades mundiales, como la Madre Teresa de Calcuta, Fleming, Edison y muchos otros, estos fueron en muchos casos gente con carencias de todo tipo (sociales, económicas, físicas e intelectuales), y sin embargo colaboraron en los cambios de paradigma. Ellos construyeron el cambio desde la pasión, el esfuerzo, la perseverancia, desde el amor y la voluntad de saber que iban por el camino correcto. Para eso, debieron atravesar muchas dificultades y obstáculos que se convirtieron en trampolines gracias a su fuerza interior y al gran optimismo de su carácter. La buena suerte nace de esas actitudes, de TRANSFORMAR cada circunstancia de vida, aun las más difíciles en una oportunidad para aprender de ello y así TRIUNFAR.
Según el autor Alex Rovira, se mencionan ciertas actitudes que pueden generar lo que llamamos “buena suerte”:
·      Coraje
·      Responsabilidad
·      Propósito
·      Humildad
·      Confianza
·      Amor
·      Cooperación
Ahora bien, ante esta exposición uno se podría preguntar: ¿Hay posibilidad entonces de que algo que aparenta ser un error sea lo mejor que pudiese ocurrir y aún algo ‘perfecto’?... No muchos contestaríamos que sí, o si quiera considerarlo posible, por eso es que publicaremos una historia verídica a continuación:

“Mi abuelo amaba la vida” y el hacer bromas. Pero un frio domingo en Chicago, mi abuelo pensó que Dios le había jugado una broma pesada. Entonces no le causo mucha gracia. Él era carpintero que había estado en la iglesia haciendo unos baules de madera para la ropa y otros artículos que enviarían a un orfanato a China. Regresando a su casa, descubrió que no tenia sus lentes. Él estaba seguro de haberlos llevado esa mañana, asi que regreso a la Iglesia. Los buscó, pero no los encontró.
Entonces se dio cuenta de que los lentes se habían caído del bolsillo de su camisa, sin él darse cuenta, mientras trabajaba en los baúles que ya había cerrado y empacado. ¡Sus nuevos lentes de costosos 20 dólares iban su camino a China! Él no podía comprar otros y tenia 6 hijos. “No es justo” le dijo a Dios mientras manejaba frustrado de regreso a su casa. “Yo he hecho una obra buena donando mi tiempo y dinero y ahora esto”.
Meses después, el Director del orfanato estaba visitando en Estados Unidos a todas las iglesias que lo habían ayudado cuando estaba en China, asi que llego un domingo en la noche a la pequeña iglesia a donde asistía mi abuelo en Chicago. Mi abuelo y su familia estaban sentados entre los fieles, como de costumbre.
El misionero empezó agradeciendo a todos por sus donaciones… “Pero más que nada”, dijo “Debo agradecerles por los lentes que mandaron. Verán, los comunistas habían entrado al orfanato, destruyendo todo, incluyendo mis lentes. ¡Estaba desesperado! Aún y cuando tuviera el dinero para comprar otros, no había donde. Yo no podía ver bien y todos los días tenia fuertes dolores de cabeza. Así que mis compañeros y yo estuvimos pidiendo mucho a Dios por esto. Entonces llegaron sus donaciones. Cuando sacamos todo, encontramos unos lentes encima de una de las cajas”. El misionero hizo una larga pausa, permitiendo que todos digirieran sus palabras. Luego, aun maravillado, continuó: “Amigos, cuando me puse los lentes, eran como si los hubiesen mandado hacer justo para mi! Quiero agradecerles por ser parte de esto!”.
Todas las personas escucharon, y estaban contentos por los lentes milagrosos. Pero el misionero debió haberse confundido de iglesia, pensaron. No había ningunos lentes en la lista de productos que habían enviado a China. Pero sentado atrás en silencio y con lagrimas en los ojos, el carpintero ordinario comprendió que el Carpintero Maestro lo había utilizado de manera extraordinaria…
La obra de Dios no la hacen las personas extraordinarias, sino personas ordinarias que están comprometidas con Él. Puede que digamos a Dios: “No soy nada, no tengo dones, muchas veces fracaso miserablemente. ¿En verdad quieres usarme?” Dios ha estado usando personas ordinarias como tú y como yo durante miles de años. ¿Por qué habría de detenerse ahora? Y aun el etiquetar un acontecimiento como “desastre” cuando solo estamos  viendo una pequeña parte del panorama, es algo inútil.
Al pensar así, podemos caer en el masoquismo o la resignación y ambas son inútiles. El aprendizaje se da cuando aprendemos ante la vivencia y aprendemos a ver MÁS ALLÁ de las apariencias.
Vale la pena arriesgarse y luchar para concretar nuestros anhelos. Debemos tener una actitud positiva frente a la vida y saber cuando es el momento para cambiar el rumbo. Debemos ver el fracaso como una oportunidad de aprendizaje y volver a intentar. Mientras creamos que todo va a ir mal, irá mal. Si cambiamos nuestro punto de vista, todo cambia.
En la vida nada sucede por casualidad, estamos donde debemos estar y para todo existe una “causalidad”. Para vivir una vida con mas tranquilidad y en paz debemos dejar de ver las cosas que nos pasan como buenas o malas y aceptar que todas las cosas que nos suceden son las que deben suceder.
Podemos ver el mundo como: “el mundo es un desastre” o “el mundo esta bien como está”. Es mucho mas productivo el poder ver el lado positivo de las cosas. Tarde o temprano si podemos ver lo bueno que tienen los demás a pesar de sus defectos, algún dia ellos también los podrán ver en nosotros. Usemos la energía que nos provee la vida para cosas útiles. El mundo mejora por aquellos que se ocupan y hacen. Actúa tú desde tu aparentemente insignificante lugar y veras que todo comienza a cambiar. Y recuerda, la obra de Dios no la hacen personas extraordinarias, sino personas ordinarias comunes que están comprometidas con Él y con la humanidad.
Basado en los textos de “La Buena Suerte” de Alex Rovira,
“Sigue los dictados de tu corazón” de Andrew Matthews
y “El error perfecto” de Cheryl Walterman Stewart.

1 comentario:

  1. Camila, no está claro qué es lo que escribiste vos y qué está extractado literalmente de la nota.

    Por otro lado, tampoco me quedó claro cuál es el análisis que hacés vos sobre "la suerte".

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